Ahora bien, luego no sé, y antes… no lo recuerdo.
Se me van los nombres, pierdo las palabras… se me nubla la fe.
Inerte a todo, pendiente a nada… Dios! la vida pasa tan de prisa. Te acuestas un día como niño consentido, al siguiente como adolescente incomprendido, uno más y ya eres un joven sabelotodo, al siguiente día ya quien se acuesta es el adulto cansado de la faena diaria.
La vida pasa de prisa, y un día te acuestas, negándote a volverte a acostarte como alguien más, ya fuiste muchas cosas, ahora sólo quieres que hagan silencio, que te den la espalda, que te permitan vivir.
lunes, abril 24, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Bienvenida al club de los que se les van los nombres!
La verdad que este post es justo en el mood en que ando en estos días. Hagámonos una promesa: ayúdam a no despertar como adulto cansado de la faena diaria y yo te ayudo a volver a ser una niña consentida o un adolescente incomprendido o un joven sabelotodo o quien quieras ser! Vale?
Quizás para mi es diferente. Cuando era niño no me daban todo lo que quería. Cuando era adolescente era bastante callado y no me preocupaba porque que me comprendieran. Y cuando era joven, siempre supe que había muchas más cosas que no sabía que las que sí sabía. Nunca pensé que fui nada de eso; siempre he sido la misma persona. Y ahora que soy adulto, aunque si me canso, no me preocupo tanto porque pueda ser alguien más.
Sé tu misma, saca tiempo para ti, y no permitas que te impidan vivir...
Publicar un comentario